No debí decir eso

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No debí decir eso

Eran más de las 10:30 de la noche y lastimosamente aún no había llegado a nuestra cita, había perdido toda esperanza de que ella pudiera llegar, tarde, pues nuestra cita la habíamos señalado a las 8:00 PM. No me importaría si lloviera en estos mismos instantes, yo esperaría, aunque las intenciones mías de marcharme a casa eran desesperantes, mi corazón terco no dejaba reaccionar a mi cuerpo.

No me importaba nada, no sé si estaba ciego de rencor o ciego de amor, pero yo estaba allí, sentado, completamente solo, pensando en el porqué de su demora.

Ya resignado de su llegada decidí regresar a casa, no sé si decepcionado, pero lo que sí sé, es que mis pensamientos solo eran de preguntas. ¿Por qué no vino? ¿Qué le pasó? ¿Qué le habrá ocurrido? No sé ni cómo me quede dormido aquel día; pero al despertar sentí como el odio y todo aquel sentimiento del día anterior habría desaparecido.

Me alistaba para ir al Instituto como todos los días, al salir de casa caminé lentamente hacia el paradero, al mirar a su casa la vi, estaba en la ventana, se veía preciosa, aunque un poco triste.

Todo el resto de la mañana me la pasé pensando en lo que había ocurrido ayer, con mis preguntas, mis dudas.

En la tarde, ya en casa, lo primero que hice fue cambiarme e ir al cyber (cabinas de internet) que estaba cerca a mi casa, de seguro nos encontraríamos allí, como siempre. No sé quién había dado la orden de que el cyber seria nuestro punto de encuentro, pero, siempre era así.

Al dar la vuelta en la esquina, me di con la sorpresa de encontrar a mi gran amor con la peor persona indicada, solo estaba conversando, pero, algo ocurrió en mí, de estar feliz por querer verla pasé a odiarla, regresaron los recuerdos de ayer y aquel sentimiento consigo.

Pasé por su lado, ella se sorprendió y me saludo, yo solo me quede callado y seguí mi camino, luego menciono algo sobre que teníamos que conversar sobre lo que paso ayer, me detuve y sin voltear le dije que caminara, ella me hizo caso, se despidió de él y me siguió. Al estar solos me detuve nuevamente y sin voltear le dije que hablara, ella me empezó a explicarme el por qué no pudo ir a nuestra cita.

Yo fingí creerle y de mi rostro salió una sonrisa fingida que mostré al darme la vuelta. De seguro que así todo volvería estar como siempre, sé que me estaba engañando a mi mismo, pero decidí o al menos intente creer en mis propias palabras, por más que estas me hacían daño.

Esa tarde, luego de terminar de conversar, tomé su mano y la llevé a mi lugar favorito, desde donde se lograba tener una bonita vista del lugar en donde vivía, allí la pasamos de maravilla, pudimos ver el atardecer juntos, una de las cosas que jamás olvidaré.

Fue un momento maravilloso, pero como todo momento bello tiene un comienzo, también tiene un final. El mío fue ese mismo día.

Ya en la noche, estaba con mis amigos, ella estaba jugando con sus amigas en el parque de lo más feliz, de pronto, así de repente llegó él, ese chico que me caía mal. De lo más normal, mi chica se acercó a él, parecía estar de lo más feliz, a mí me choco ver esa escena (debo confesar que era muy celoso), no podía creer que coqueteaba con él y por si eso fuera poco mis amigos me empezaron a molestar por aquella escena.

Ellos estaban haciendo bromas y yo estaba serio, no sé, pero fue algo que me chocó, como si mis sentimientos se hubieran perdido por el odio y la frustración, yo no quería sentirme así.

Me paré y empecé a caminar hacia mi lugar favorito, talvez sería la mejor forma de olvidarme de lo que vi. Estando yo allí llorando, llego ella, para mi peor fortuna, no me sentía bien, no quería verla ni hablar con ella así que decidí irme. Ella me detuvo cogiéndome de la mano y me pregunto si me encontraba bien. Hubiera deseado que nunca preguntara eso y lo peor, no debí responderle.

Le dije todo lo que sentía, sobre mi frustración y mis celos de verla con él, esa no habría sido la primera vez, pero si sería la última vez, le dije cosas que no sentía, de mis labios salieron solo palabras sin sentido, le dije que estaba harto de que se viera con él y de que me fallara cuando yo más la necesitaba, yo al lado ella me sentía encerrado y el amor no era eso, sino libertad y seguridad. Creo que ella tenía otro concepto del amor diferente al mío.

Lo mejor sería que termináramos, así ya no me preocuparía de ella, ni de sus actos, pero todo era una mentira, de allí en adelante solo a lo que me dedico es a pensar en ella y creo que estoy más pendiente de ella que de mí mismo.

FIN 

Escrito por: Joel Eduardo Cardenas Carbajal



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